Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

miércoles, 28 de enero de 2015











Hoy te he dejado otro mensaje en el buzón de voz
para que escuches mi silencio y mi respiración,
o quién sabe, tal vez para escucharlos yo.

                –y tu voz huele a tierra fértil y lluviana,
                 al relente de las noches estivales
                 que rocía al astro durmiente
                 con una pléyade de sueños–

La soledad es un dédalo encantado y misterioso
o un engaño que cose heridas sin hilo y sin dedal,
y aunque tú lleves coderas en los hombros
y pájaros en los bolsillos que te vuelan sol-edades,
jamás podrás retornar a la otredad
del que nunca quiso ser ni que lo fueran para él.

Nunca, digo, fui capaz de adentrarme en los médanos
de tu piel ni de aprehender la jerga abstrusa de tus labios,
pero supe leerte como se lee una canción, con el
sentimiento de la música que no precisa de una letra
que la explique y la subraye, así como se entienden
los gatos de roca con la lluvia mansa
y el viento cimarrón en la montaña,
con el más universal de los lenguajes,
que es el amor dolor.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

viernes, 16 de enero de 2015














No es aviesa la mirada del vacío
si se ignoran los límites del tiempo
y se hace del abismo furia infértil.

Discurres por mi piel acaudillada
como una sombra acuosa
que tonsura la altivez de tu mirada.

Qué difícil es a veces
escudriñar la verdad tras la palabra,
descorrer todos los visillos del lenguaje
y deshacer el nudo que nos ata
al más común de los lugares.

¿Recuerdas
el abrazo inmarcesible,
la inocencia ensimismada,
la púber lágrima que brota
al bies de la chalana?

Nos movemos siempre en círculos,
y es el cielo un chillido de pájaros
tan sordo como el batir de tus pestañas,
y es tu pecho el solaz donde naufrago
en mis noches desveladas.

Somos artefactos culturales –memoria
desbastada, cruel cimbel de la esperanza–
donde la palabra es impostura sin ambages
y el sentimiento es no sentir lo ya sentido.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.