Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Patuco

Había un patuco tirado en la calle.
Había en la calle
un zapatito de fieltro blanco de niño
sin niño, tan solo y desamparado
como el pie que lo perdió.
¿Y por qué se dice a menudo,
y por qué de común se piensa
que fue el niño el que perdió el zapato
y no el zapato el que al niño perdió?
Porque este patuco –es necesario
decirlo–, perdió a su pie,
ese piececito de bebé
que un día lo calzó
y que –quién sabe
por qué extraño designio–
lo dejó ahí abandonado,
a la intemperie,
en el parque,
sobre el tocón de un árbol,
como a una seta
de ésas que tanto proliferan
a las puertas del otoño
o una hoja marchita
de las muchas que ahora empiezan a llover.
¿Qué habrá sido de su otro par?,
¿y del pie calzado?,
¿y del pie descalzo?
¿Acaso no habrá notado
aquel pie
su desabrigo?
Una de dos,
o al zapato izquierdo le falta su pie zurdo,
o al pie derecho le falta su zapato diestro,
porque no es cómodo calzarse
el zapato del otro pie.
En cualquiera de los casos,
uno de los patucos perdió a su gemelo,
y así se quedaron, impares
e inservibles, porque, como todos
sabemos, un solo zapato
no calza ambos pies.

Había un patuco tirado en la calle.
¿Dónde estará el pie que lo perdió?

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

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