Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

viernes, 18 de marzo de 2011


Tu vida explotó en mis manos
como una frágil y efímera pompa de jabón
que refleja en su bruñida superficie
la translúcida belleza de una lágrima.

¿Cómo, mi amor, restañar la cicatriz del tiempo
si esta brecha es tan profunda como los siete mares?
¿Cómo, si somos agua, nos volvemos al fin tierra?
¿Cómo, dime, se evapora nuestra líquida conciencia?

En la levedad del polvo se intuye la sorda cólera del agua,
una remanencia de sed, un bramido de ciclón,
de océano, de río impetuoso,
la caudalosa ceguera de los embalses.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

lunes, 14 de marzo de 2011


Te espero al caer el sol,
exiguo rayo de luz que penetras,
tremulento, por el umbral de mi puerta
....................................................................................–puerta entornada–
desvaneciendo apenas la densa nube de sombras
.........................................................................................–densa y opaca–
con tu morigerada calidez de lar benévolo
o fuego hogareño
para devolverle el prístino fulgor a mi mirada.

Ven y bésame en los efluvios de la noche,
abrázame en la encrucijada de dos astros,
duerme, niña, duerme
en la clausura de estos brazos que se cierran,
como pétalos, en el claustro bondadoso de tu pecho.

Te esperaré al caer el sol,
cuando la luna sea un ovillo de lana
y nuestro amor juguetee como un gato
enredado en la madeja.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

jueves, 10 de marzo de 2011



En la muerte hay algo de aterrador, pero también de voluptuoso, como la atracción que ejerce el vacío sobre el espíritu adiestrado o la magnética fascinación de la nada.
O.B.P.


En cada recodo de mi sombra
camina un sol macilento,
un dios desahuciado de truenos
que al doblar la esquina
recoge en sus manos temblorosas
un pájaro caído del nido, muerto.

Es la perentoria necesidad de todo hombre
de gorgotear en el géiser del olvido,
de fundirse como una esquela anónima
entre la hojarasca amarillenta de un periódico
maltratado por el rudo tacto del tiempo.

Puedes cometer una falta fatal,
escribir un verso soberbio o violar
con verbo dúctil la musicalidad del silencio,
que si la luna espía por el ojo de la cerradura
tu desnudez pudibunda de esqueleto,
la muerte te acometerá con presteza
y para siempre
en el exilio de los sueños.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

lunes, 7 de marzo de 2011



en la otra orilla de la noche
el amor es posible

'El olvido', Alejandra Pizarnik



¿Podrás contar con los dedos de una mano
los segundos que separan tu relámpago de mi trueno
si un rayo intima este beso en penumbra –musgo fresco–
y en el canto del grillo no repican ya los élitros?

En el calostro de la noche, cuando el plaustro
de Febo enjaeza las crines del ocaso –trébol rojo–,
me dejo acunar por esos labios undívagos, de barcarola,
donde el mar encinto arrulla delfines
y el amor se funde en una crestomatía de lenguas.

Love se escribe con cuatro pétalos,
como Amor, como Sara.
Siempre con mayúscula inicial;
siempre con acento de fresa.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

viernes, 4 de marzo de 2011


Todo ser que haya vivido la aventura humana vive en mí.
Marguerite Yourcenar


Qué sé yo de Flagón, de Goethe
o de la novia de Corinto;
de Antínoo y Villa Adriana,
de efigies acuñadas en monedas
o del sol en Bitinia.

Sólo sé que tu voz aún tañe el arco violáceo
de mi espalda en noches sahumadas
y que tu musgo ensombrece el eco de mis piedras,
como el añublo la vid.

En esta vida todo es ilusión:
las nubes no se mueven si no hay ojos que las soplen
y los árboles no caminan hacia atrás
cuando miras por la ventanilla de un tren
y sacas la mano y la lluvia te moja;
no es la lluvia la que te moja,
es el viento.

De tus lágrimas aprendí que en esta vida
todo gira entre lo abstruso y lo obsceno
y que las flores de la juventud
se marchitan en el búcaro del tiempo.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.