Mi rostro sabrá escupir la lluvia como las piedras.
Suttree, Cormac McCarthy
Crece el musgo entre las sombras
y yo también.
Puedo ver el cielo corrugado de nubes,
nimbos orlados de hulla
que flotan en la diversidad de la noche
como un avispero titilante, siempre torvo;
el verdín de la lluvia sesgada de avaricia
y su pulcra letanía;
espolones de una luz desmenuzada
en un crepúsculo de similor
que desmiente el celaje de la bruma.
y la lluvia que te obliga a acorullar los párpados
como remos invidentes o un pez sin celosía,
y la luz cenicienta que se frota con las vetas del mármol,
y los faroles temulentos como colas de espermatozoide
o chicles pegados al asfalto,
y la voz que renuncia a la voz;
y la palabra que abroga la palabra;
y el silencio occipital como una ardilla en los labios
que salta de sílaba en sílaba blandiendo su añagaza.
Dios bosqueja mares asimétricos y fósiles de añil,
gametos de un solo tajo.
El sol es un pájaro enteco de escápulas doradas
que se explaya en la prolijidad del horizonte
como un ojo errático y deiforme.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.