Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

sábado, 27 de febrero de 2010


Hice con mi tristeza un nudo marinero
y le puse por nombre Eterna. Como tu ausencia.
Sólo el filo de tu espada podrá deshacerlo.
¿A qué esperas?

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

jueves, 25 de febrero de 2010


¡habítame toda, que de mis labios eres la gema!
Léeme los labios’, Sara Álvarez


Es tu beso para este vate enamorado
mester de juglaría,
pues en la trova de tus labios
cuento hasta once sílabas,
y torna mi boca, con las lenguas arrimadas,
melódico soneto,
y el ecuestre corazón, cual arrítmico timbal, redobla gallardas corvetas,
y la penetración de los acentos pone el estrambote perfecto.

Juntos somos
la tasación de los latidos,
el jadeo del pétalo,
la gema tallada del orgasmo,
el zarco brillo del rocío.

No hay nada como amanecer con el candente rumor de la piel
en la solfa de los cuerpos.

No concibo otra victoria que la rendición de tu nombre en mi boca.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

miércoles, 24 de febrero de 2010


Te amé como el ave que construye su nido en la boca del cañón
sabiendo que algún día el fuego empapará de pólvora sus alas
impidiéndole volar,
condenándole a la estrechez de su lóbrego cubil.

Te amé como a la luz que parpadea en la ciega oscuridad;
te amo como al fanal que ilumina mi noche solitaria, huérfana de estrellas.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

lunes, 22 de febrero de 2010


aplícame la ley de que el sexo se crea y no destruye
o acaso transfórmame, hazme sentir cometa
Hazme sentir cometa’, Sara Álvarez


Espigada sobre el ancho campo de amapolas,
arracimas pétalos en un canasto con dedos silvestres, de canéfora,
mientras yo reclino mi cabeza en una nube violeta
y me embriago con el opio que en dulces vapores
sale de tu boca, dulce néctar.

Exhalas volutas que llevan escrito tu nombre, como galletas de la fortuna:

......S
a ........ .a
......r

Y al tragármelas, mi nombre forma uno con el tuyo:

......S....c
a....O....a
......r

Somos la rosa y la roca.

–Y pienso, mordiendo una brizna de hierba,
que no hay triclinio más cómodo que tu regazo,
ni humo más aromático que el que sale de tus labios–

Elévame a las insondables regiones de tu reino.
Llévame a tu etérea presencia.
Hazme volar con tus manos de cometa,
que he mojado mi dedo índice en saliva
para que me diga por dónde sopla el viento.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

sábado, 20 de febrero de 2010


Me haces círculos de agua en la piel con tu lengua alevosa,
y yo me dejo acechar en cada pliegue de trémula anatomía por tu savia
en celada.

Sobre nuestras cabezas se evaden las sombras de otras épocas
y ante nuestros ojos se expande un paisaje mitológico.
La puesta de sol esculpe el cielo como una estatua de bronce
con su cárdeno buril y su baldaquino ocre.

He aprendido a enjaezar los rayos de sol en ramilletes de flores
cuando orlan con su luz titilante el flavo boscaje de tus cabellos.

Nuestras bocas se unen en el cortejo del agua
y con los ojos conjuramos el fuego de las estrellas.

El mar,
guillotinado por un horizonte envuelto en llamas,
flamea la grímpola dorada de su carabela
sobre el ocaso de los dioses
cuando entrelazamos los dedos
en el arbotante del sueño.

El sol brilla ahora para nosotros, en plenitud.
Sus rayos son cálidos y acarician la piel.
Dejaron de confinar nuestras almas en barrotes de hielo.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

jueves, 18 de febrero de 2010


Navegas por el universo
como góndola sin gondolero,
como lágrima errabunda
encerrada en una burbuja de tiempo.

¿Podré explotarla y liberarte con la saeta de mis dedos?
Mil besos lanzo al viento, mil volátiles pompas de jabón
que estallan en otros tantos miles de recuerdos.

Tengo el ojo enfermo de nostalgia
y una lágrima sonámbula que se asoma, incauta, a la balaustrada del párpado.

Cuando pienso en ti
me llevo una mano al pecho,
donde rema mi dolido corazón en la sal del desierto.

Cuando pienso en ti
me llevo una mano a la aljaba de la tristeza y disparo al aire
una flecha terminada en punta de lágrima
para que hienda alguna nube peregrina
con el iceberg de mi dolor.

En diálogo con mi sombra,
me refugio en la soledad del creador
y pinto un friso tenebrista en la cara macilenta del tiempo.

Todo transcurre sin sustancia entre el cenit del amor y el nadir de la muerte.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

martes, 16 de febrero de 2010


crepitando orgasmos como hojarasca seca de otoño
'Quise ser llamarada', Sara Álvarez


Una mariposa aletea en la crisálida del beso
cuando nuestras tórridas lenguas se arremolinan en cirros brumosos
y acunan tules de seda.

Sueño con crepitar orgasmos bajo la antorcha de tu blusa
y desabotonar los pezones de tus orquídeas.

Te beso los hombros desnudos
y descifro el lenguaje mudo de tu piel
con el tacto olfativo de mi lengua.

Luego asciendo pétalos de rosas por tu oído de caracol
hasta llegar a la pendiente del lóbulo,
y allí te susurro un zarcillo de besos.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

domingo, 14 de febrero de 2010



del derrame flébil del reflejo de la Luna
'Tiemblan las amapolas', Sara Álvarez

Hoy los colores tiritan en el albero de tus ojos.
Tiemblan las amapolas y las rodillas
cuando nuestros lirios se c
..............................u
..............................e
..............................l
..............................g
..............................a
..............................n del trapecio del beso,
con aquel movimiento que nadie nos enseñó
ni aprendimos,
pero que tantas veces ensayamos
y repetimos,
en la perfecta coreografía de los pétalos y la sangre.

En nuestras bocas concurren
el s
......e
.........s
...........g
.............o
...............pronunciado de la lluvia,
........................................el derrame flébil de la luna,
....................aeram al ed acaser al

Me perdí en la angostura de tu abrazo
entre hebras de musgo y cabellos rizados.

Te debates como un rayo de luz en la celosía de mis dedos,
y mis manos, en penumbra, se bifurcan… en tu espalda
..............................................… como dendritas
..............................................… pulsándote la tecla del espasmo.

Te oigo, te siento con un escalofrío que agita mi columna de cerezas.
Ese soplo de aire que me eriza el vello de la nuca eres tú, siempre tú.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

viernes, 12 de febrero de 2010


La arquitectura es una música congelada.
Arthur Schopenhauer

Aprendí a cantar en el silencio de tus ojos
una balada solitaria,
y en la armónica de tus labios
toqué la melodía más tronada.

Recorrí el undívago pentagrama de tu espalda
con el arpa cadenciosa de mi mano
rasgando las cuerdas en un vibrato
con el clave bien temperado.

En el serrallo de las bocas
tremolamos
y fuimos sílabas candentes
en un grito sofocado.

Con la arquitectura del beso
aprehendí
la música congelada de tus labios.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

jueves, 11 de febrero de 2010


El peor destino posible sería quedarse atrás, temblando en la soledad del tiempo, mientras todo el mundo avanza hacia la eternidad.
'La procesión de la vida', Nathaniel Hawthorne


Cuando el pestañeo silencioso de los años
te deje atrás como un recuerdo desvaído y casi olvidado
y me haga creer, con sus añagazas bienintencionadas, que fuiste más un sueño que un ser vivo,
me morderé el puño para recordarme que no te imaginé,
que fuiste de carne tanto como ahora eres de espíritu,
y que siempre, siempre, permanecerás conmigo.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

miércoles, 10 de febrero de 2010


Se me disparó un arcabuz de reproches en la pólvora del ojo,
pero tú limpiaste mi ceguera con tu lengua salaz.

Se nos han ajado los nudillos de tanto golpear a la corteza del verbo.
Me enmudece el borboteo de la sangre en las paredes,
y me dueles como el secuestro de la voz.
Nuestros nombres están hechos de silencio cuando nos besamos.

Cerraste los ojos
con la lengua dormida en la emboscada del sueño.

Tiempo de volar.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

lunes, 8 de febrero de 2010


Recuerdo que era invierno,
recién entrado el mes de febrero,
y hacía tanto frío que los coches amanecían tiritando,
con los parabrisas enjalbegados de nieve
y los faros pitañosos, ateridos.

Tú también temblabas en mis brazos como una gota de rocío
–tal vez de emoción, tal vez de frío–,
y yo no dejaba de abrazarte y de frotarte los hombros
para que entraras en calor.

Con las manos entumecidas
te ponías los guantes y un gorrito de lana,
y te lo calabas tan graciosamente, hasta los ojos,
que parecías una seta, tan pequeñaja.

Aquel día tosías y te dolía la garganta
y entramos en una tienda de chucherías
para comprar unos caramelos de miel y limón.

Al salir nos besamos, y tu boca sabía a miel, y mi boca sabía a limón,
y el caramelo nos acaramelaba a los dos.

Pasados unos días el dolor desapareció,
no sé si por los caramelos o por los besos curativos que yo te daba en el cuello,
pero tú seguías comiendo aquellos caramelos,
y yo, a escondidas, lo reconozco, también los comía.

Los comía no tanto porque me gustaran como porque me recordaban a ti cuando tú no estabas.
Era tanto como llevarte siempre en la boca, bailándote en una danza de sabores.
Pronto hice de aquel sabor tu sabor.

El tarro de caramelos se vaciaba muy rápido, demasiado rápido para uno y lo justo para dos, y tú me mirabas como quien descubre a un ladrón.
Yo, claro, me hacía el despistado, y así provocaba tu indignación, tierna y amorosa indignación.

Ahora, cuando salgo del trabajo y paso junto al escaparate de aquella tienda de chucherías,
siempre me detengo para comprar caramelos de miel y limón,
y al meterlos en la boca se me deshacen en miles de sabores,
unos tan dulces como la miel, otros tan amargos como el limón.

Luego, con trémula indecisión, envuelvo mis lágrimas en papel de amor
y digo adiós.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

domingo, 7 de febrero de 2010


Sonríes,
y atesoro un bosque de arándanos entre mis manos.
Sonríes’, Sara Álvarez


Hay una estrella bi-polar en el doblez de tu mirada,
un abanico de mariposas en tu boca de amapola
y un cielo seductor.

Hoy me desperté con el ósculo del rocío en la fría mañana de tus mejillas.
Nunca supe si eran tus lágrimas o las mías.

Me he tragado las ascuas ardientes de tus llantos,
como Porcia a la caída de Bruto –tras dar muerte a César, derrocado–,
y ahora quisiera beber del manantial que atesoran tus manos
para saciar mi sed de galápago.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

sábado, 6 de febrero de 2010


¿Quién ocupa ahora el aire que tú ocupabas?
¿Quién respira ahora el aire que tú respirabas?
Nadie puede llenar el vacío que dejaste.
Siempre habrá un lunar en la cara del sol
que ninguna luna podrá maquillar.

Si pinchara con una aguja la tierra,
se desinflaría como un globo,
y todos los océanos de tus lágrimas
caerían sobre mi cabeza,
ahogándome.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

viernes, 5 de febrero de 2010


Ya no veo pájaros volar en tu sombrero de copa,
ni picos en tu pajarita de papel.

Cuando desapareciste creí ver un unicornio,
o tal vez fuera un narval.
Sólo sé que en la frente le nacía un cuerno de marfil
con anillos en espiral,
y que galopaba tan rápido que sus patas nunca llegaban a tocar el suelo
y cabrilleaba penachos de espuma en el ríspido mar.

Las lunas de tus uñas esconden el secreto de la inmortalidad.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

jueves, 4 de febrero de 2010


Ya no te quiero, me dijiste sollozando. Y yo supe entonces que me querías como siempre, como nunca, pues sólo quien, como tú, tanto ama es capaz de renunciar a lo que más quiere por su felicidad.

Pero, ¡ay de las dudas!, que nos hacen flaquear.

A veces un acto noble puede doler más que la peor de las traiciones, porque, al no entender las razones que conducen a él, hace que te culpes de una falta que no has cometido. Y pocos sentimientos socavan más al espíritu que el de culpabilidad.

El dolor era tan grande que lo querías sólo para ti. Por contradictorio que parezca, el amor no siempre es compartir. También es sacrificio.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

martes, 2 de febrero de 2010


Tú tenías la lengua hipocorística,
y yo el nombre retráctil.
Cuando me pronunciaste,
húmeda como el vaho que empaña los cristales,
una sinéresis de besos unió nuestras vOcAles.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

lunes, 1 de febrero de 2010


Tengo el corazón encharcado de lunas,
un sol deshojado
y una tristeza de papel.

Quise vestirme con tus besos,
pero al despertar comprobé que me había puesto el pijama del revés.

¿Cómo pude meter la cabeza por la manga si ni siquiera ahora sé cómo sacar el pie?

No he vuelto a susurrar confidencias a la almohada
desde que dejaste de espiarme al otro lado de la cama.
–recuerdo cómo tú te hacías la dormida, y cómo yo, secretamente, te sonreía–

El silencio de Dios me ha taladrado los tímpanos,
pero ahora que estoy sordo oigo mejor que nunca los ladridos
de esa jauría de lobos que es la soledad.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.