Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

martes, 29 de septiembre de 2009


Puedo morir por tus ojos llenos de vida
o en el presagio que surge de tu manantial de pétalos.
'Insisto en morir en tus labios', Sara Álvarez


En el aljibe de tu boca
fui una vez zahorí,
y de tu manantial de pétalos
a sorbos lentos bebí.

En el estanque de tus labios
cual nenúfar florecí,
y tus senos, lirios blancos,
fueron en mi boca carmesí.

Con esta corola de besos
yo te corono, mi hurí,
una guirnalda para tus sienes
y un vestido de organdí.

Son tus cabellos amapolas
bajo un aguacero de abril.
¡Ven a mí, linda canéfora,
ven a mi Arcadia feliz!

Que traigo juegos florales,
zarcillos y festones del maní,
canastos con arándanos,
grosellas y ajonjolí.

¡Ven, Sara querida,
que sin ti es baladí!

---

Hoy que ya no estás
tus aguas mansas aún manan en mí,
y mi gaznate no sabe de la sed del desierto
desde el momento en que te conocí.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

domingo, 27 de septiembre de 2009


No sé cómo silabear Amor sin que se me salten los puntos de tu nombre.

Sentado en esta roca solitaria,
en la playa que aún conserva la grafía de tu pies,
oteo el naufragio de cada amanecer
con ojos donde no se pone el sol
ni dora la escarapela el horizonte.

El mar es una oscura silueta
con estrellas volatineras que se columpian entre las olas
y peces voladores que sueñan con besar el cielo.

Abrazado a la espalda de la noche,
reclino mi cabeza en la nuca de la luna
y le confieso cuánto te echo de menos.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

miércoles, 23 de septiembre de 2009



Enigmática imagen, marchaba majestuosa y arrogante entre los árboles callados, y sobre su cabeza ardían, pequeñas y delicadas, las muchas estrellas.
'Demian', Hermann Hesse


Tu rostro es de luz,
y las celestes esferas danzan en la órbita de tus pupilas como cabos de vela.

Tu rostro no tiene edad ni tiempo,
y aunque me he acostumbrado a llamarte Sara,
siempre he sabido que tienes otros nombres;
porque eres todos los nombres y todas las edades
de todas las mujeres de todos los tiempos.

Eres la mujer y la madre,
la esposa y la amante,
el vientre fértil donde todo empieza,
donde todo nace,
donde palpita la vida y grita la sangre.

Eres Amor, dolor, muerte y Belleza,
y en tus ojos se revelan todos los misterios del universo.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

lunes, 21 de septiembre de 2009


Eres polvo estelar
que interpreta la sinfonía del universo
en la cola de un cometa
para llevar la vida,
tu preciosa vida,
a otro planeta.

Fecundarás otros mundos
como sopa primigenia
para crear aire, agua, cielo y tierra
a millones de años luz de esta galaxia
donde una vez naciste
y que sin ti
se diría un poco más muerta.

Soy materia oscura,
apenas un destello luminoso entre nubes de hidrógeno que explotan en cadena,
y un ojo de fuego que te observa en la distancia
cuidándote de cerca.

No importa el tiempo que pase,
no importa el espacio que nos separe;
una vez te amé,
por siempre habré de amarte.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

domingo, 20 de septiembre de 2009


Absorto y pensativo,
sigo con la mirada la inmortal danza de los suspiros
en el cenicero donde apago las colillas de mi frustración.

La soledad tiene el olor del semen
cuando eyaculas sobre un pañuelo de papel
y lo tiras a la basura,
como todo lo que es desechable,
incluido el condón corazón.

La felicidad para el que ama el fantasma de un amor es morir ahogado en un mar de coños.

La tristeza es una máscara de ojos que no maquilla las arrugas de tu ausencia.

De las sombras sólo emergen lágrimas negras como el hollín,
y brasas de cigarros que practican orificios en el manto virgen de la noche.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

viernes, 18 de septiembre de 2009


No recuerdo cómo era mi vida antes de conocerte,
y no puedo imaginar cómo será después de haberte perdido.

Eres mi kilómetro cero y mi zona cero;
en ti empieza la vida
y en ti acaba la esperanza.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

jueves, 17 de septiembre de 2009



...eres el rapsoda sin saga donde enredo pálpitos
o el dragón que siembra albores bajo mi vientre de lluvia.
'Surges boca de tierra', Sara Álvarez


Quiero peinar el viento en tus pestañas
con un beso de colibrí,
y parpadear pétalos de amor
en tus húmidos nenúfares
cuando la noche sea un monstruo sin ojos.

Quiero dormir el rocío de la mañana
en un sueño de cristal
y amanecer con el olor de tu cabello
impregnado en la orfandad de mi almohada.

Quiero beber los primeros rayos del alba
en el cáliz de tus manos
cuando el calor bulla en las sábanas
y el otoño me enfríe los pies.

Boca de lluvia, vientre de fragua,
en el matinal aleteo de mi dragón herido
confundo tus pasos de baile
con el rumor de la hojarasca.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

martes, 15 de septiembre de 2009


Ojalá mi realidad fuera un sueño y mi sueño realidad,
porque así no tendría que esperar a la noche para poderme despertar,
ni tendría que vivir sin ti, en soledad.

Son los sueños caprichosos,
pues no siempre sueña uno lo que quiere soñar,
pero así y todo,
en mis sueños sigues viva y eres una probabilidad.

Ojalá las noches fueran más largas;
o mejor aún: ojalá no existiesen los días.

Ojalá soñar despierto no fuese una tontería.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

domingo, 13 de septiembre de 2009


A veces me descubro hablando solo,
sólo con tu voz
y a solas con el fantasma de tu Eterna Tristeza,
y la modulo para conseguir tu mismo timbre y tono
–es como girar el dial en busca de esa señal que reverbera en las profundidades del alma, con una longitud de onda que provoca efecto Doppler en la memoria–,
como si tu nombre me naciera en la boca del estómago
y me subiera por la laringe convertido en vórtice de fonemas.

Cómo obliterar tu voz débil y macilenta,
porosa de dolor y apenas audible,
en aquella conversación que habría de ser la última
–¡por Dios, cómo iba yo a saberlo!;
te hubiera querido decir tantas cosas que ahora me oprimen–


Quiero pensar que el último te quiero aún no ha sido dicho entre nosotros,
y que el Amor puede silenciar los labios de la Muerte con un dedo admonitorio.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

viernes, 11 de septiembre de 2009


Recuerdo que en cierta ocasión me dijiste que sólo eras un poema.
Cuán equivocada estabas;
eres toda la poesía que hubo nunca sobre esta puta tierra.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

jueves, 10 de septiembre de 2009


El pensamiento es abstracto, no tiene cuerpo ni forma –es maleable, y adopta la forma que tú quieras darle–, y por eso también es efímero, como la fragancia de una rosa recién cortada. Si no aspiras pronto su perfume, se evapora, y ya no vuelves a embriagarte con su aroma.

Sólo existe la palabra, que es la cárcel del pensamiento; y del corazón, la mordaza.

Cuántos poemas se habrán perdido en los anaqueles resbaladizos de mi memoria, tantos como tiempo te faltó para escribirlos sobre mi piel con tu terca lengua de certidumbre.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

miércoles, 9 de septiembre de 2009


Él la pintó en un cuadro,
la hizo pájaro y perfume;
cuando abrió la ventana,
ella, salió volando.
Vuelos’, Sara Álvarez


Él extendió los brazos cuan largos eran,
tocando la pared con la punta de los dedos.
Luego flexionó repetidas veces las manos en el aire,
con los dedos apretados y un giro de muñecas,
y, a imitación de un pájaro que sale de su letargo y estira las alas
desentumeciéndolas,
atravesó los barrotes de su estrecha celda
y salió volando hacia el cielo abierto
en pos de ella,
su libertad.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

lunes, 7 de septiembre de 2009



De toda la memoria sólo vale
el don preclaro de evocar los sueños.
'Y podrás conocerte', Antonio Machado

En el Areópago de la conciencia
los arcontes no encuentran justicia ni consuelo para tanta sangre derramada,
¿y en aras de qué?

Yo te lo diré: de ignominias y vilezas.

En este desierto omnímodo donde no crece la hierba
no eres falaz espejismo, no,
ni baobab seco;
eres oasis ubérrimo
con ubérrimas palmeras,
y de ti bebo hasta saciar mi sed de belleza.

Casi sin quererlo
me he convertido en un estilita subido a tu columna de tristeza,
y desde allí
–tan cerca del cielo que me da miedo volver la mirada sobre la tierra–
sueño el sueño de un anacoreta:
sueño con mares verdes y verdes praderas donde abundan, feraces, las estrellas.

Flavo es el brillo de tus ojos,
miel de la colmena,
flavo como Febo cuando se oculta a la vista de los ciegos,
flavo es el oro de tu almena.

Tu recuerdo me persigue como un enjambre de abejas,
y me dueles, sí,
como un orzuelo en el ojo de la aguja
que cose las tristezas.

La lengua de la Muerte lavará mi herida con agua regia.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

sábado, 5 de septiembre de 2009


Saltan chispas de la fragua,
chispas y brasas candentes que atezan la frente cansada de Vulcano,
chispas que cojean como manzanas que un día fueron arrancadas a edad temprana del árbol,
promesas que murieron antes de nacer,
abortadas,
y sueños en agraz tallados por el silbo de un fauno silvestre.

Baila el yunque con las llamas
la tarantela,
y el metal se ablanda,
como se ablandan las ascuas bajo mis pies
cuando oigo la llamada del Wendigo.

Así se forja el Amor,
a golpe de martillo
y con fuego en las entrañas,
que el Amor, ni aun después de muerto, queda frío.

Tus cenizas hienden las aguas y abren camino.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

jueves, 3 de septiembre de 2009



Te observo desde el Faro,
quieta,
por si la densa niebla llegara.
El Mar de tus ojos’, Sara Álvarez


El vuelo del albatros delinea en el horizonte la sombra inconfundible de tu ausencia,
y a la luz de los faroles veo un buque fantasma adentrarse en la niebla.

El ojo de buey parpadea leviatanes, mudo de tristeza,
y el vaivén de las olas ya no acuna mis sueños de inocencia.

Cuando el mar traga saliva
y el cielo borbollonea nubes negras
anunciando el estallido de la guerra,
se me hace un nudo en la garganta
y me dejo arrastrar por la marea,
hasta que el mar vuelve a la calma
y me devuelve sano a tu orilla,
donde las algas crecen como mieses.

En lo alto del promontorio,
brumosa e imponente,
pareces salida de un cuadro
de Caspar Friedrich David.

Tú me miras desde el Faro
con tu sonrisa benévola,
y yo me abarquillo en una lágrima
arrullado por tu luz de luciérnaga.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.