Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

lunes, 31 de enero de 2011


Lancé mi corazón a la fuente
con tu efigie cincelada
en lágrimas de sangre
y un vibrato –en do mayor
aleteó en el aire clavicémbalo
como un flamenco de alas perfumadas
como un acento extrarrítmico
o un vandálico scherzo

y diez lunas después
en el salterio del agua
aún se escucha
aún reverbera
en las blancas madrugadas
en el silencio azul de los claros de luna
el eco trashumante de la lluvia.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

viernes, 28 de enero de 2011


El agua está fría de recuerdos,
y ni siquiera calienta el pilón
este sol atrabiliario
donde abrevan los pájaros del crepúsculo.

Una pátina de hielo estrangula el corazón de las fuentes
con su morbidez de agua estancada, hierática,
con la ataraxia de los peces embadurnados de betún.

No puedo dormir si me anuda el rayo insomne de tus ojos
al pañuelo carmesí de la noche
con el doblez de una estrella miope
–y me miras con esa cóncava tristeza de los espejos circunflejos,
azogados mares de cristal, trémulos cuencos de leche–
y el sueño gravita sigiloso en el vórtice del alma
con su luz quebrada de túmulo.

Sigue lloviendo,
y el silencio invade lentamente mi voz de escarcha
como el musgo los viejos puentes de piedra.

El invierno es áspera cicuta,
y las nubes, farolillos de colores,
cocodrilos con lengua de trapo
en un temulento carnaval,
no aflojan su cinta vaporosa,
mientras los planetas danzan beodos
una canción desesperada
y mi soledad duplica la centuria.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

jueves, 20 de enero de 2011


Cuando reposas la frente en mi banco de sueños
y las horas galopan congeladas en la noche iluminada de tus ojos,
un arcano misterio, más insondable que el negror del universo,
se dibuja en la constelación de tus labios,
desbroza mi corazón de tinieblas
y despierta mi estrella dormida
como una luz enceguecida de silencio.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

jueves, 13 de enero de 2011


Te desperezas liviana y fúlgida,
bañada en la luz líquida de los mares de coral,
y tus ojos centellean como meteoros en mi noche inmanente;
¡silencio!, aguzo el oído:
tras un chasquido de cartílago, un reflejo opalino,
como el rayo somnoliento que ataraza nubes
en el vagido del alba, sin neblina en los párpados
ni lluvia que empañe el satén de la mirada,
y al desmayarse el día te arrebujas en mi costado
con la plácida aquiescencia de las estrellas,
transida de sueños y amor.

Yo me empeño en engalanarte de retórica
mientras tú bailas como una rosa desnuda
en el umbral de mi tristeza.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

lunes, 10 de enero de 2011


Sólo tu amor se parece al mío.
Sara Álvarez

Oscilas, péndulo imantado, en brumas de nostalgia
como una nube esquiva que lagrimea relámpagos
al ídolo fulgente, como un zigzagueo estarcido de temblores
en la mueca de la espalda, un estornudo de amapolas
o la girándula que al sol inflige profusas lágrimas.

¿Qué es este hipo que zarandea el diafragma?
¿Qué mar es éste que tensa el viento y aquieta las olas?

Es ese céreo silencio que lacra mis labios
con la llama-da inmarcesible de tu nombre
y reduce mis palabras a pavesas de soledad.

Es esa arquitectura invisible de las miradas
que desnudan arreboles de fuego
en la periferia del beso.

Sólo tu amor se parece al mío,
porque fui arconte en tu ateneo
y rapsoda en el Areópago de tu vientre

................impronunciable.

Sólo tu amor se parece al mío,
porque recité sonetos en la frontera equinoccial
de tus muslos y viajé galaxias en alas de cisne.

Sólo tu amor se parece al mío,
porque sólo nuestro amor es de piel, fuego y agua,
porque somos peces de otro océano,
nómadas del viento,
un recorte de periódico
doblado en el ayer.

Somos la sinfonía inacabada
y el dedo anular.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

miércoles, 5 de enero de 2011


esa nube roja cuyo relámpago es el alma
Memorias de Adriano’, Marguerite Yourcenar

Hubo un tiempo en que nuestros labios, ayunos de afecto,
se agostaban en nebulosas de nostalgia.

Un cuerno de humo asomaba por la intrincada celosía de los ojos
como un tenue y errático hilo de luz que deambula en claroscuros
mientras el cendal de una lágrima agita débilmente la hojarasca de pestañas.

Pero entonces te tomé de la mano
y sentí la vida palpitar, cálida, bajo tu piel
como un rayo embelesado por una serpentina de colores,
y al mirarte, tus ojos resplandecían en la oscuridad
como bengalas en la noche
anunciando la ascesis del beso,
y la luna sosegaba en el arroyo un palio de flores.

Venturoso naufragio el de tus labios
que me arrastran a playas calizas
donde nunca se pone el sol
y los besos llueven despacio.

Y es que besarte –siempre lo he sabido–
es como descabalgar versos en la aureola del ocaso.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

lunes, 3 de enero de 2011


No sé qué será de mi alma,
si zozobrará en el proceloso mar del olvido
donde la tempestad abate las velas de puro viejas,
o si sucumbirá cual buque derrelicto
a los furiosos embates del tiempo;
y si mi cuerpo cansado descansará –flébil pecio–
como huesos de azúcar en una caja de madera.

Pero aunque van pasando los años
y mi piel y mi cabello son mudos testigos
del inexorable conticinio,
puedo decir sin vacilar
que ahora soy más joven que cuando te conocí.

El amor es un segundo robado al tiempo
y un día ganado al olvido.

La eternidad a tu lado pasó en un suspiro.

Y así tenía que ser.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.