Rojo mayestático
Adoro la elasticidad del sol
cuando mimbrea su clámide pajiza
en la escotadura de cisne de tu cuello
y galvaniza, casi sin quererlo,
la torpe semántica del beso
con cátodos más fértiles que el pan.
Y te amará
con el silencio embrutecido de los párpados gemelos,
con los ojos desvaídos,
con los grises desviados
y un globo aerostático
soslayando el paradigma de tu boca
que pronto deviene muecín.
Y te amará
con el oficio singular de su rojo mayestático,
con el rosa impasible de su ausencia,
y esa luz que forrajea pájaros mecánicos
entre circuitos de lívida miel.
Y te hará volar, a ti, nube sedeña,
por un manto rosicler, y para entonces
no habrá nadie que descifre este poema
revirado entre sueños australes y sábanas
huecas, aún dormidas, aún por disponer.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
cuando mimbrea su clámide pajiza
en la escotadura de cisne de tu cuello
y galvaniza, casi sin quererlo,
la torpe semántica del beso
con cátodos más fértiles que el pan.
Y te amará
con el silencio embrutecido de los párpados gemelos,
con los ojos desvaídos,
con los grises desviados
y un globo aerostático
soslayando el paradigma de tu boca
que pronto deviene muecín.
Y te amará
con el oficio singular de su rojo mayestático,
con el rosa impasible de su ausencia,
y esa luz que forrajea pájaros mecánicos
entre circuitos de lívida miel.
Y te hará volar, a ti, nube sedeña,
por un manto rosicler, y para entonces
no habrá nadie que descifre este poema
revirado entre sueños australes y sábanas
huecas, aún dormidas, aún por disponer.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
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