Ayer me fusilaron
Te amo
con la violencia escueta del relámpago
que devora la noche toda
con su carne de arándanos
y la sombra azul del cólera,
como la mano que dibuja epístolas
sangrientas
en la flexión de una estrofa
o la torsión violenta
de una mesa de Matisse.
Ayer me fusilaron
los colores inocentes
del verano
con una tristeza sumaria
y un oído alrededor.
Yo me dejaba seducir
por el capricho arlequinado
de la espuma
–lábil ola–
y tú cabalgabas
la luz esterilizada
del crepúsculo
como un surfista solitario
en la liturgia verde del mar.
Y así, tan blancos
que al desnudo día
desnudábamos,
los dos hemisferios
del sol al unísono
con avaricia
circunnavegamos,
hasta donde van a morir
los reptiles
con su lluvia invertebrada
de secuoyas
y sus uñas mordidas
de un llanto más feliz
que el meconio.
Tanto preguntarme qué era la tristeza
y la tristeza eras tú.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
1 comentarios:
Óscar, la poesía eres tú. Siempre.
Un abrazo.
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