Lo supo
Lo supo con la palma abierta de la mano.
Lo supo sin bocetos ni palabras ni nada que tachar en la libreta.
Lo supo, y cuando lo supo, se le rasgó la letra.
Y luego este abrazo de vasija rota,
y este sol sin filamentos,
y esta duna tan gibosa que hace pliegues en la sombra
como estrías en un hueso.
Secos están ya los aljibes del verano;
secos, también, los tendales del ayer;
no quedan estorninos en la retama
ni moras que coloreen los labios.
Todo,
todo ha perecido bajo el viento lúgubre de la mañana:
las hojas, las cinchas, incluso las cadenas de la prosa.
Y tú sigues bailando como un dado en el cubilete del tahúr,
segura de tu apuesta,
sin miedo de los números marcados,
confiada a los ardides del azar.
El silencio es la más brutal de las palabras
que puede escupirme tu boca; tu silencio,
que me mata como un disparo a quemarropa.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
1 comentarios:
Violenta la última estrofa, y es la que más me ha gustado.
Tiene un viento este poema que le hace ir y venir.
Gracias, Óscar,
Abrazo
Ío
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