Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

jueves, 2 de julio de 2015

Camina solitario

Camina solitario como el vaivén de una ola
sin esquinas que redondeen su desnudez.
En esta orilla solícita todo mar es gentil y toda
oda cae de espuria. No hay necedad en el batir
de la espuma, por más que los acantilados rompan
pábilos de estrellas y la noche se acurruque
como una cresta de gallo.

Todo arranca con el silbido del tren
y su rodar metálico y su humo metafísico.
Las maletas se deshacen en hoteles
de neón y las piernas se apean solas,
sin estribos ni pináculos. El viajero
no lleva alforjas a la batalla ni aristas
que le arañen los bolsillos.

Es austera la ecuanimidad del terciario,
con su vena agostada y su pobre
mansedumbre de animal doméstico.
¿Y qué me dices de la lluvia esquelética
que danza en las farolas como un perro
sin raza? En la oscuridad bulbosa,
incluso las costillas tienen alas.

Hay moradas más urgentes que la nieve
y anatemas sangrantes y llaves que sólo
abren colirios en la tundra. Duele en la
boca el aliento empenachado y duele
también en las vísceras sin plumas.
Nunca un pálpito desfloró a una vestal
ni un suicida rebañó la pólvora. Tu
silencio está en la equidad del silbato,
en la travesía imponente de la hélice
que amenaza con partir el cielo
en fósforos de nata.

Y el sol que se esconde en el maléolo
de las muchachas de tez oscura como
una música rala y afrutada.

Todo beso es el embrión de una naturaleza
aterradora; en el amor se alfombra la sordidez
del firmamento, su fría atmósfera azul sin
glaucoma. No hay fronteras en el desierto,
si acaso un oasis hermafrodita. Visiones
de arena y sal. Espejismos fluctuantes. El
destino se incuba como un feto fosilizado
o una larva sin mandrágora ni esquejes;
en cada autopista, racimos cromáticos
y encrucijadas de cuervos.

¿Qué hay más honesto que la muerte?
¿Qué hay más real que el vacío?
Sólo el dolor que nos recuerda lo que somos,
y lo que somos es lo que fuimos.
Nada.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

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