Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

viernes, 11 de junio de 2010

El fin de la tristeza


Cuando mató a su tristeza, él murió con ella. Fue como arrancarse el corazón. Un suicidio necesario. Y es que aquello que le daba la vida, también se la quitaba. Era como el respirar. Aunque el aire nos insufla vida, también nos la arrebata, como un veneno de efecto lento y retardado, mas mortífero. Parte en dos una manzana y verás cómo pronto las dos mitades se empiezan a oxidar.

No hay peor dolor que el que no se puede localizar, porque se te ha metido tan adentro que ya forma parte de ti, de tu organismo, y matarlo sería como matarte. ¿Cómo luchar contra un enemigo invisible, cuando además ese enemigo eres tú? Aunque parezca imaginario, ese dolor es tan real como impalpable. No importa que nadie más pueda verlo. A menudo las peores enfermedades son endógenas y no dejan una marca visible en el exterior que las haga reconocibles. Es su manera de aislarte. La tristeza tiene su propia metástasis. Es discreta y corroe como la gota de agua la madera. Sólo al final, cuando no hay punto de retorno, se abre un agujero y cae todo dentro. A la nada. A un vacío insondable.

La tristeza se nos adhiere como una segunda piel y debajo de la piel sólo hay sangre y huesos rotos.

No hay poeta que no conozca la tristeza, ni tristeza que no tenga algo de poética. Sí, definitivamente, la poesía se alimenta de la tristeza. Tú lo sabes mejor que nadie, ¿verdad?

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

9 comentarios:

Isabel Moncayo Moreno
11 de junio de 2010, 18:31

Ay Óscar, sin duda hay mucha poesía armada de tristeza, y suele ser preciosa en su desgarro, qué cruel, verdad? este mes es un mal mes, lo sé, bueno tampoco seguramente peor que otros, pero sí señalado, aunque no consuela, much@s seguimos a tu lado, desde la poesía, la amistad y el cariño, no sé si la pregunta final se la haces a Sara, a tu Eterna tristeza, estoy segura de que ella no querría saberte tan triste, porque sé cuánto te quería, lo sé por sus versos, y aunque siempre sea Eterna, espero que algún día te duela un poquito menos... Sabes que me pongo un poco pesada cuanto te siento tan tristón, se me va la objetividad de lo que leo y me puede el cariño a la persona...

Mi abrazo, Óscar

Fausto
11 de junio de 2010, 18:44

Óscar, que tienes entre las manos que cuando escribes arrebatas una verdad oculta.
Desenmarañas el dolor pero no lo curas porque bien sabemos que sin su dosis no viviríamos igual.
Saludos,

Liz Flores
11 de junio de 2010, 19:30

"No hay peor dolor que el que no se puede localizar, porque se te ha metido tan adentro que ya forma parte de ti, de tu organismo, y matarlo sería como matarte."

La cruda realidad es que la tristeza nunca muere, ¿cómo? si se hace una sóla con el alma, si la intentamos matar, morimos, como bien decís, y esa muerte es lenta, agónica. Algunos con el tiempo aprenden a sobrellevarla mejor, otros nos arropamos eternamente con ella.

Cómo no sentirnos afectados con lo que escribís, si te queremos tanto Óscar. Me duele mi tristeza y me duele saberte dolido, me dueles en el alma.

Te abrazo con mi corazón.

Marisol
11 de junio de 2010, 19:39

No sé por qué tiene la tristeza tanto de poético, pero sin ella no existiría poesía.
Esta catarsis, donde te haces espectador y narrador al mismo tiempo, contiene las palabras precisas para entender más la esencia de la poesía. Tu poesía triste, tu Eterna Tristeza.
Lo peor de todo es que no existe forma de consolarla, porque está tan dentro tuyo que extirparla duele más, mucho más, y hasta mata.
Es un veneno dulce, pero veneno a fin de cuentas.
Un gran abrazo.

Patricia 333
12 de junio de 2010, 3:15

Lo se , claro que lo se

Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

NVBallesteros
12 de junio de 2010, 5:53

Hola!! Preguntas que si la poesía se alimenta de tristeza, te digo que la mia si, de mis noches de dolor, de mis lamentos, de sentir el alma desgarrada, que me quede en el limbo, me pare en el tiempo...son mis gritos de dolor...pero en todo este proceso he aprendido que todo va pasando...es una montaña rusa...dicen que no hay mal que dure cien años y ni quien lo aguante...

Besos

Lisset Vázquez Meizoso
12 de junio de 2010, 16:25

Yo también lo sé, porque la tristeza habita en mi desde hace un tiempo, y de ella brotan los versos más tristes, las noches más oscuras y las lágrimas más amargas que nunca probé...Te entiendo.

Clara Schoenborn
13 de junio de 2010, 2:21

La poesía se alimenta de todo lo que es el hombre, pero dado que la vida del hombre no es nada fácil, ella tiende a transmitir siempre ese dejo de tristeza, que a la vez que es espejo, también es consuelo. Nos consuela saber que no estamos solos en nuestra tristeza. Un abrazo fuerte.

Yoko-Tomoto
16 de junio de 2010, 8:02

Yo no sabría responder a vuestra pregunta, no me gusta admitir que soy una persona triste porque ello significaría apagarme poco a poco, como la vela a la que se le oprime el oxígeno e impide así la combustión.

Comprendo la inspiración de vuestro escrito, es esa tristeza la que marcó a vuestra dama hasta sus últimos días, fue su fiel compañera, la tristeza, quien la inspiró al mundo de la metáfora.

Yo qué más puedo deciros, solo que ante escritos como este mis palabras son ignorantes e insuficientes. Solo puedo sentir vuestra desolación y ofreceros mi aprecio en la distancia.

Con mucho respeto y admiración apreciado amigo
Vuestra Alejandra

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