Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

sábado, 9 de octubre de 2010

Silencios de algodón


Llovía a plomo en la ventana,
y cada gota de agua retumbaba en la falleba de los labios
con un silencio de algodón.
Una luz macilenta resbalaba en la comisura de las puertas
entornando la pereza de las horas vespertinas.
Naufragios de sombras haraganeaban en el zaguán
con su indolencia lasciva,
mientras nuestro regazo olía a sexo y tierra mojada.
Sólo se oía el canto anfractuoso de los grillos
en la noche oscura y soterrada.

Cuando el viento empezó a silbar
tañendo las úvulas de las campanas,
la luna aún titilaba en mi garganta
con su timbre de badajo.

Un rubor carmesí irisaba el hemistiquio de tus ojos
con el baldón de una lágrima.
Los gatos negros disertaban con las pléyades
sobre albores y albricias.

Pronto aprendí que la vida trataba sobre cómo decir adiós
sin conciliar el mañana.

Ni siquiera las estrellas brillan para siempre
–te susurré, sin voz, al cuello–,
pero eres lo más cerca que he estado de Dios,
y si hay una luz que pueda quemar mi piel y arder mi alma,
esa luz –ese fuego perpetuo en el que con gusto me arrojo y me quemo–,
eres Tú.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

10 comentarios:

ELILUC
9 de octubre de 2010, 14:32

Amor y pasion en una noche sin tregua!
un abrazo

Anónimo dijo...
9 de octubre de 2010, 18:56

"eres lo más cerca que he estado de Dios"
Benditos silencios si son susurrados por ti.
Eres increible.Precioso sentir.
Besos

Ío
9 de octubre de 2010, 22:43

"Pronto aprendí que la vida trataba sobre cómo decir adiós
sin conciliar el mañana."
Siempre adiós, siempre esa palabra en los labios, sin que se atreva a despegar, y mientras, susurras su nombre a las estrellas, donde ardes con ella, más allá de vosotros dos.
Puedo darle otra lectura muy diferente a estos versos, que son los que me han contado más de ti.
Un beso, Óscar

Ío

Liz Flores
10 de octubre de 2010, 1:47

La primer estrofa es preciosa, serena y sensual. La segunda bastante genuina, como siempre en ti. En la tercera el rubor y la lágrima le dan ese toque de ternura tan vivo en tu poesía. El verso solitario que le sucede tiene una honda filosofía y encaja perfecto con la estrofa final que me ha encantado por el sentido espiritual, divino y apasionado que la enmarca.

Precioso poema.
Un abrazo, Óscar.

Tatiana Aguilera
10 de octubre de 2010, 15:09

Me quedo con la cuarta y quinta estrofa Oscar, no por desmerecer la belleza de las primeras, si no que simplemente en esos versos lo dices todo.
Un abrazo poeta.

NVBallesteros
10 de octubre de 2010, 23:58

Estallan las pasiones en un silencio que se abre paso entre tus letras con un aire de dolor... de amor sin barreras...Te dejo un abrazo muy grande.

Besos
Nina

Mayte Llera (Dalianegra)
12 de octubre de 2010, 0:48

Todo el poema destila una extraña belleza, provocada, sin duda, por la ingente cantidad de imágenes que sugieres con vocablos exquisitos, pero la última estrofa es realmente sublime, no has podido crear mejor colofón:

"Ni siquiera las estrellas brillan para siempre
–te susurré, sin voz, al cuello–,
pero eres lo más cerca que he estado de Dios,
y si hay una luz que pueda quemar mi piel y arder mi alma,
esa luz –ese fuego perpetuo en el que con gusto me arrojo y me quemo–,
eres Tú".

Un beso, poeta.

Patricia 333
12 de octubre de 2010, 0:52

Ni siquiera las estrellas brillan para siempre


Un abrazo querido Oscar , Nada es para siempre en
esta Vida

Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

Marisol
13 de octubre de 2010, 5:28

Me encantaron las metáforas que has escrito aquí, que me transportaron a un mundo lírico delicado y prolijo. Cosas como el:
'silencio de algodón'
o versos como:
'Una luz macilenta resbalaba en la comisura de las puertas'
Me presentan imágenes que abstraen y seducen.
También tiene matices reflexivos como:
'Pronto aprendí que la vida trataba sobre cómo decir adiós' o
'Ni siquiera las estrellas brillan para siempre'
Y tal vez este es uno de los versos más tiernos que haya leído:
'eres lo más cerca que he estado de Dios'
El final es rotundo.
Un gran abrazo.

Isabel Moncayo Moreno
19 de octubre de 2010, 14:33

Cuánta inspiración desde el silencio...

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