Llama azulada
Y en sus ojos titilaba la llama azulada de mi nombre
como un sinuoso relámpago que alumbra el fractal de la memoria.
De sus labios, trémulos y coriáceos, colgaba un beso centelleante,
una promesa seronda y rediviva; era el credo de mi amor, el dogma
de su fe. La voz aterciopelada del sufí.
El horizonte se ensanchaba en un manípulo de nubes pecioladas,
y el bosque, hirsuto, musitaba extrañas letanías. Los molinos
contenían a duras penas la respiración, mientras el agua rezongaba
en la piedra y la campana, a lo lejos, martilleaba penas ya olvidadas;
lágrimas de tan grises, desvaídas.
Al calendario le volaban ya las páginas, y los números danzaban
en una sinfonía crepuscular. El otoño veraneaba como un sol sin
arandelas o el infanticidio de un árbol.
..........Sus muslos, remolino fragoroso donde hago cumbre.
..........Sus pechos, broqueles inauditos.
La noche nos contempla con toda su avaricia de luz.
La noche es un recodo inextricable de la memoria,
una oda leporina, la paja más larga.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
3 comentarios:
Sublime maestro, contigo es imposible no tener el diccionario cerca -para indagar términos novedosos-. La tercera estrofa me encantó...Un abrazo Óscar.
Muy hermoso, Óscar, me gustó mucho este verso:
"La noche nos contempla con toda su avaricia de luz."
Saludos
Ío
(debo decir que con tanta palabra poco conocida pierdo un poco el hilo del poema, pero siempre está bien sumar nuevos términos a lo poco que una sabe)
"Y en sus ojos titilaba la llama azulada de mi nombre
como un sinuoso relámpago que alumbra el fractal de la memoria."
La segunda estrofa me internó en un lugar casi místico, donde los seres inanimados cobran vida.
Me gustaron sobre todo esas
"lágrimas de tan grises, desvaídas"
Hacia el final me gustó mucho este verso:
"La noche nos contempla con toda su avaricia de luz"
Un abrazo.
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