Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

sábado, 15 de mayo de 2010

Unas alas a la tristeza

Y te decía al oído,
despacio y estremecida,
cuánto te quería.
'Tú me sonreías', Sara Álvarez


Cosí unas alas a la tristeza
para que echara a volar lejos de mí,
pero cuando quise darme cuenta
la tenía cosida a mí.


I
A oscuras y en ráfagas de silencio
desovillo el hilo de tu voz,
aprendo de cada pausa,
me detengo en cada inflexión,
y, leyéndote el diapasón de los labios,
adivino la letra de tu canción
como si la escuchara con los ojos anochecidos
por el pentagrama del sueño.

II
Llueven plumas blancas del cielo,
como si un arquero hubiera acertado en el vientre tornasolado de las nubes
con su acerada flecha.
Camino hacia ti y siento como si volara al pisar la tierra húmeda y pajiza,
tachonada de péndolas.
En la diáspora de las aves,
las hojas marchitas son las plumas con que se viste el otoño
para arremolinar la brisa de su perdida juventud.

III
Sin ti –bienquista tristeza–
nunca habría conocido el pálpito de sus labios
en la madeja del beso,
ni su íntimo bisbiseo de colibrí;
sin ti nunca me habría abrazado a sus rodillas
como una luna deshilachada,
sin pedal ni rueca.

Cose la aguja en mi dedo con un hilo de sangre,
que no cabe un alfiler más en el dedal de sus lágrimas.

Afuera nieva sobre las pestañas e-rizadas de los ángeles tallados en bronce.
Me miras hierática, con un trémulo parpadeo de alas,
como si quisieras auspiciar un beso en el hoyuelo de las nubes
o sembrar la noche de Piérides.

IV
Las algas del cabello tiemblan
cuando peinas con tus dedos la crencha de mi mar.
Así, en la extática reverberación de las aguas bañadas por el sol,
abrevo del riachuelo que de tus manos dadivosas nace, fértil venero.

Desde que te fuiste tengo un lunar más en mi abanico de estrellas.
Te confieso que esta noche he soñado con un beso sonámbulo
en el claro de luna de tus ojos.

V
Aquí me tienes,
tan alto y tan solo como el gallo en la veleta,
expuesto al capricho del viento soberano,
abandonado a la soledad del enhiesto campanario,
sin nido y sin cigüeña,
henchido de poesía,
como Hölderlin en su torre de versos.

VI
Me he quitado los cascos,
y sigo oyendo tu canción.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

8 comentarios:

lunilla
15 de mayo de 2010, 18:10

siempre la luz de tus letras, deja ese resplandor que seduce.

hermoso!
feliz finde

Blue

Clara Schoenborn
16 de mayo de 2010, 1:32

En esa tristeza larga que se extiende como una sombra sobre la ausencia de tu querida Sara, va naciendo la flor de tu poesía, "posesa" de las imágenes que te mantienen unido a ella, de una forma bella e iluminada. Un abrazo

Liz Flores
16 de mayo de 2010, 3:02

Bellísimo. Otro conjunto muy bien enmarcado: cita, video y poesía. Ya al terminar de leer el poema me había estremecido, pero con el video no pude contener las lágrimas. Me ha gustado mucho esta entrega que has dejado hoy, y no me atrevo a destacar nada porque sería una insolencia de mi parte. Resta agradecer por escribir con el alma y conmover a tus lectores con tanta hermosura y sentimiento.

Un abrazo.

Isabel Moncayo Moreno
16 de mayo de 2010, 17:53

Veo que también has optado por la enumeración en las estrofas, a mí me gusta mucho hacerlo. La cita de Sara, rebosa ternura, ¿sabes? a veces, me gustaría no saber que ella ´no está, así podría imaginar que tus versos son de desamor y tu tristeza de poeta solitario, pero al saber, siento cada verso como rasgadura de piel, jirones y jirones dolorosos, hermosos todos en esas imágenes que tan bien construyes, pero dolorosos al saber.

Me ha encantado todo el poema, tal vez la tercera estrofa es la más estremecedora y la cuarta con esas algas del cabello que tiemblan y ese fértil venero también son de mi agrado.

Es un hermoso poema acompañado de un vídeo que le va como anillo al dedo.

Un fortísimo abrazo Óscar, nuevamente has conseguido emocionarme.

Óscar
16 de mayo de 2010, 18:57

Isabel, el caso hipotético que planteas es inviable. Yo nunca escribiría al desamor. Eso no me inspira, ni me parece trascendente, y menos aún habría creado un blog por un re-sentimiento.

Yoko-Tomoto
17 de mayo de 2010, 7:58

Ha sido la primera estrofa la que más me ha gustado, tal vez se deba a mi disciplina pero me ha encantado la conjunción de la música con la ilusión que se desborda en vuestro pensamiento al momento de reinterpretarla, “leyéndote el diapasón de los labios, adivino la letra de tu canción como si la escuchara con los ojos anochecidos por el pentagrama del sueño.”

El pentagrama del sueño me parece fabuloso. Y más aún si vos encuentra el “Camino hacia ti y siento como si volara al pisar la tierra húmeda y pajiza, tachonada de péndolas.”

Me parece que vuestra lírica agradece a la tristeza porque de ella es que vuestra vereda entroncó en la misma que vuestro ángel, un ángel de música pareciera. Ya que en todo el poema se escucha una sutil melodía de amor, lealtad y misticismo.

De vuestro poema hoy reitero la magia que lo envuelve “como una luna deshilachada, sin pedal ni rueca”
Me gustó la noche de Piérides dotada de canto, poesía y música como, sublime conjugación.

También encuentro un sutil dejo pasional donde se destaca la ilusión a un deseo lúcido; “Te confieso que esta noche he soñado con un beso sonámbulo en el claro de luna de tus ojos.”

Claro de Luna me ha hecho pensar involuntariamente en Debussy y por supuesto en Beethoven, quienes mantenían esa imagen clara sobre sus composiciones. Todo ello combina con la lírica del romanticismo de Hölderlin.

"Neverending white lights" tiene el mérito de siempre estar innovando con la participación de diversas voces para interpretar sus letras.

Agradezco vuestro comentario en mi poesía, lo retomo con aprecio con la promesa de mejorar mi desempeño. Siempre espero de vos aprender con cada una de vuestras palabras. Muchas gracias.

Con mucho respeto y admiración
Vuestra Alejandra

Marisol
18 de mayo de 2010, 6:10

Has conjuntado bellamente un video, una cita y un poema. Cada vez que leo a Sara me recuerda ese infinito amor que era capaz de dar, y su formidable talento.
La estrofa inicial, que supongo te inspiró el videoclip, inspira gran tristeza, la misma que acompaña a todo el poema.
Las imágenes en metáforas que describes, son vívidas e intensas, me sucede con tu poesía que no acabo nunca de acostumbrarme a tu amor melancólico, porque te leo profundamente enamorado, pero es un amor que te lleva de un goce celestial, a una insondable tristeza.
Hay elementos que me han gustado sobremanera, aunque destacar un verso es injusto, todo el poema es precioso, me atrevo a decir que ese 'pentagrama del sueño', 'el claro de luna', el arquero que acierta en el 'vientre de la nube', los cabellos de alga, y en especial estos versos:
'Cose la aguja en mi dedo con un hilo de sangre,
que no cabe un alfiler más en el dedal de sus lágrimas.'
Son muy líricos.
Mi admiración.

Isabel Moncayo Moreno
18 de mayo de 2010, 16:28

No hacía falta la aclaración, Óscar, nunca te he leído un poema de desamor, ni resentimiento, sé de tu amor y veneración a Sara y que este blog es un altar a su memoria y su poesía desde tu poesía, de la que soy seguidora y admiradora desde siempre...

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