Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

lunes, 3 de mayo de 2010

El remolino de tus muslos


La noche transpira versos en el sudario del alma
y la lechuza trapacera nos espía con los ojos estevados,
como si no pudiera abarcar con su monóculo
la desnudez de nuestros hombros.

Déjame arpar los tendones del violín
para poder arrancar un nota aguda a tu sexo.

Se estremecen las algas en la cuenca del vino
cuando los pezones lamen la partitura de los dedos.

Me acaricias el cuello con el primor de las acacias,
y yo tiemblo como la espiga
que el dorado sol abrasa.

Computo el guarismo de tus piernas
sin permutar orden ni sustancia,
y te emboco en la perfecta simetría de los labios
para orillar un beso en el remolino de tus muslos.

Hay una nube de polen flotando sobre tu vientre
–el fértil vientre de la tierra, donde suspiran los molinos de viento–,
y eyaculo alondras en tu boca de amapola.

Te arrullo con la fragilidad de las alas que no nacieron para volar,
porque no había pájaros en las horquillas de tu pelo
ni brújulas al este de tu ombligo,
y tarareas en el costal de mi silbido
con la efervescencia del beso que se disuelve en la boca.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

8 comentarios:

Isabel Moncayo Moreno
3 de mayo de 2010, 17:41

Wow, vale como expresión máxima? Me ha encantado este poema ya desde el título y la imagen,Óscar. destacaré los versos que más me han gustado, si puedo..

"y la lechuza trapacera nos espía con los ojos estevados", Me has recordado y perdona la comparación a Félix Rodríguez de la Fuente, que tanto veneraba a sus animales y a la naturaleza, aunque no tiene nada que ver con el poema, no he podido evitarlo.


Se estremecen las algas en la cuenca del vino
cuando los pezones lamen la partitura de los dedos. Hermosa mezcla y original.

Me acaricias el cuello con el primor de las acacias, Las acacias me pueden...son muy poéticas

para orillar un beso en el remolino de tus muslos, precioso...

Hay una nube de polen flotando sobre tu vientre
–el fértil vientre de la tierra, donde suspiran los molinos de viento–,
y eyaculo alondras en tu boca de amapola.
De esta estrofa no puedo separar ningún verso, al final lo he destacado todo, porque el cierre también me encantó sobre todo los siguientes versos.
porque no había pájaros en las horquillas de tu pelo
ni brújulas al este de tu ombligo,
y tarareas en el costal de mi silbido

Hermoso Óscar, mucho...

Liz Flores
3 de mayo de 2010, 18:36

La bella imagen que ilustra tu poema, tus letras tan hermosamente acomodadas en tu poesía y la música de cello que tengo de fondo me encadenaron sentimientos preciosos de amor y ternura. Es como imaginar en esa fotografía con las amapolas en primer plano a una pareja entregándose el alma con la caricia del beso en los labios. Ha sido lindo recrear la escena.

Toda la obra es una maravilla.
Felicitaciones, poeta.

Un cálido abrazo.

lunilla
3 de mayo de 2010, 22:51

mas wow,, de tu canto brotan notas que exaltan los sentidos, acarician, seducen, y embelezan el alma.

un abrazo

Blue

Clara Schoenborn
4 de mayo de 2010, 3:43

Bueno...bueno...bueno...Te luciste en esta avalancha de sublimes metáforas. Me fas-ci-nó. Y te voy a transcribir la parte que más me gustó:
"La noche transpira versos en el sudario del alma
y la lechuza trapacera nos espía con los ojos estevados,
como si no pudiera abarcar con su monóculo
la desnudez de nuestros hombros.

Déjame arpar los tendones del violín
para poder arrancar un nota aguda a tu sexo.

Se estremecen las algas en la cuenca del vino
cuando los pezones lamen la partitura de los dedos.

Me acaricias el cuello con el primor de las acacias,
y yo tiemblo como la espiga
que el dorado sol abrasa.

Computo el guarismo de tus piernas
sin permutar orden ni sustancia,
y te emboco en la perfecta simetría de los labios
para orillar un beso en el remolino de tus muslos.

Hay una nube de polen flotando sobre tu vientre
–el fértil vientre de la tierra, donde suspiran los molinos de viento–,
y eyaculo alondras en tu boca de amapola.

Te arrullo con la fragilidad de las alas que no nacieron para volar,
porque no había pájaros en las horquillas de tu pelo
ni brújulas al este de tu ombligo,
y tarareas en el costal de mi silbido
con la efervescencia del beso que se disuelve en la boca."

Un abrazo Óscar, sigue subido en esa ola de genio.

Lisset Vázquez Meizoso
4 de mayo de 2010, 18:17

Lo admito, me ha resultado muy erótico, me ha encantado. hmmm, fantástico, me encantaría haberle escrito algo así a mi amante. Un abrazo.

Javier Andrade (Datrebil)
4 de mayo de 2010, 20:52

Impresionante, sin duda.
Nos regalas un poema excelente, lleno de contundentes imágenes donde la sensualidad logra estremecer la piel con solo leer sus versos.
Un placer leerte, Óscar.
Abrazos.

Yoko-Tomoto
6 de mayo de 2010, 15:22

Vuestro poema es tan delicado y pulcro que temo mancharlo con un comentario no acorde a vuestro talento.
Sonrío, me gusta mucho como es que vos fusiona al erotismo con la música, a la pasión que sacude vuestra pluma y "arpar los tendones del violín para poder arrancar un nota aguda a tu sexo."

EL poema está sumergido en una complicidad de amantes, porque en intimidad se comunican en el lenguaje ya conocido por ambos. Porque es parte de la ilusión que cautiva en "el guarismo de tus piernas sin permutar orden ni sustancia, y te emboco en la perfecta simetría de los labios para orillar un beso en el remolino de tus muslos."

Hay un escenario que me gusto mucho por su lente de profundidad en "el fértil vientre de la tierra, donde suspiran los molinos de viento".
Sobre su vientre fecundo un gigante del Quijote colmado de suspiros. Los Molinos de Viento siempre me han gustado mucho.

El éxtasis, el clímax está presente en la eyaculación sobre su flor, divino. Me ha gustado mucho las palomas como horquillas, donde la fantasía vuela así como el beso efervescente diluido en su boca.

Aún le sigo leyendo detalles que me admiran, si algo es cierto es que leeros inspira

Con cariño, vuestra
Alejandra

Marisol
11 de mayo de 2010, 7:58

Ahora nos sorprendes con una poesía erótica bastante sugerente.
Encuentro metáforas impecables, no dudo que hayas puesto un empeño especial en embellecer este poema, pouesto que el resultado ha sido admirable.
Ya el inicio es impresionante:

'La noche transpira versos en el sudario del alma'

Tampoco puedo dejar pasar la segunda estrofa:
'Déjame arpar los tendones del violín
para poder arrancar un nota aguda a tu sexo'

Un amor tierno en un poema erótico, no es fácil unir ternura con pasión, tú llo logras sin dificultad.

'Computo el guarismo de tus piernas
sin permutar orden ni sustancia
te emboco en la perfecta simetría de los labios
para orillar un beso en el remolino de tus muslos.'

El beso que se disuelve en la boca se sintió como la dulzura del poema disolviéndose también, el transporte de regreso a la realidad.

Un abrazo infinito.

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