Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

martes, 13 de septiembre de 2011

Autorretrato














Esta tarde vi en un paragüero
un autorretrato de Vigée-Lebrun,
aquél tan famoso del sombrero de paja,
que tú me enseñaste, y pensé:
¡Dios mío, cómo se parece a ti!
Tiene tus mismos ojos, tus mismos labios,
tu mismo pelo, y esa sonrisa fruncida
en un pícaro mohín, como si un dedo corriera
la tinta y la difuminara en un sfumato.
Y deseé besarte y sentarte en mis rodillas.
¿Sería por la luz onírica de aquel pub irlandés
o por la segunda Murphy's que acababa de tomarme?
No lo sé. Sólo sé que de pronto apareciste tú
con tu boca de nenúfar y tu piel de bergamota
ovillándote en mis labios con una nube traviesa,
sin celaje, y la noche cayó de mis hombros
enviscada en besos y caricias
como un reloj de arena
o un diente de leche.

Ayer vi un paragüero y no llovía.
El verano se acababa y me acordé de ti.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

7 comentarios:

Gloria Reyna
13 de septiembre de 2011, 17:09

Muy hermoso tu poema, me ha gustado mucho sobre todo el principio y los dos versos finales.
Un abrazo

Tatiana Aguilera
13 de septiembre de 2011, 19:34

Lo que provoca un cuadro Óscar...El placer va más allá de la delicia de degustarlo con los sentidos. La magia de la belleza nos conecta, a vivencias que esperan ser despertadas.
Un abrazo, bello poema como acostumbras maestro.

Liz Flores
14 de septiembre de 2011, 4:10

Muy lindo y, como siempre, original tu poema, del cual me encantó:

"Sólo sé que de pronto apareciste tú
con tu boca de nenúfar y tu piel de bergamota
ovillándote en mis labios con una nube traviesa,
sin celaje, y la noche cayó de mis hombros
enviscada en besos y caricias
como un reloj de arena"

Los versos del cierre son preciosos. Acaba tu verano y comienza el otoño (creo) pero dan igual las estaciones, su recuerdo y su esencia está presente en todo tu tiempo y el más desapercibido sino te la acerca a la memoria.

Un fuerte abrazo.

Isabel Moncayo Moreno
14 de septiembre de 2011, 16:14

Me encanta, Óscar, las descripciones, la adejetivación especificativa, tú léxico envidiable, disfruto cuando te leo.

Un abrazo.

Laira
15 de septiembre de 2011, 22:23

Un poema muy especial, la dama deseada, a la que esperas con ansia, asociada a un simple paragüero que tanto recuerdo trae.
1 besazo.

Ío
16 de septiembre de 2011, 17:02

Da igual el motivo por el que la veas; que sea por una segunda copa de alcohol, por una luz que incida sobre ti de diferente manera; la seguirás viendo en muchos rostros, porque no la olvidas.
El llover es una disculpa, como lo es ver el paragüero, no puedes dejar de pensarla.
Preciosos versos, me gustaron, sobre todo los siete últimos.
Un placer, Óscar
Besos

Ío

Marisol
24 de septiembre de 2011, 6:40

A veces parece que las palabras se rindieran a ti y la poesía naciera de tus pensamientos con liviandad y sencillez. Como si fuera fácil escribir.
Cuando se está enamorado tienes que ver a esa persona en todo, no me extraña que encontraras, o trataras de encontrar similitudes de un rostro tan entrañable en una obra de arte, que deben ser lo mismo.
Un gran abrazo.

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