Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

viernes, 12 de marzo de 2010

El corazón umbilical de la noche


Tu voz es el coraje ardiente
que germina en esquejes de esperanza

'Muero de tu voz', Sara Álvarez


La historia no está escrita.

Me dueles como un corte en el dedo al pasar de página.
La sangre pinta de rojo los sedientos labios del papel que absorbe
cada letra de dolor y vampiriza mis recuerdos con hermenéutica pasión
mientras las yemas se entintan de lodo.

Desciendes por mi piel como un alud de tristeza
que soterra los níveos prados de estrellas.
Se me cierran los ojos
con la algente caricia de la nieve en los párpados.
Quiero dormir, pero no duermo.

Desde que te fuiste,
me siento atado al corazón umbilical de la noche.
Cuando cae el sol, renazco empapado en su placenta de silencio
y palpito en cada ventrículo de oscuridad
con el cartílago mucilaginoso,
los ojos cosidos por hilos de plata que teje la luna en su huso de hueso
y unas alas membranosas tan luengas y negras como la muerte.

En tu ombligo desaguo mis lágrimas las noches de lluvia,
cuando la soledad tirita en mi ventana
y acristala escarcha sobre la repisa
mientras espera a que le abra la puerta,
pero nunca golpea la aldaba
y yo no oigo su llamada.

Y entretanto, miro al cielo, y el cielo es más tuyo que nuestro.

Este silencio ominoso me tapona los oídos,
y tiemblo como la glauca mirada del agua
cuando una piedra salta haciendo ondas
hasta morir desterrada en la otra orilla.

No he dejado de buscarte en el mapa de estrellas de mis sueños,
y aunque aún confío en que la luz de tu Faro agujeree esta nube de confusos sentimientos,
debo confesarte que en la bruma me pierdo.

Soy como el árbol ciego que un día soñó con alcanzar el cielo,
pero que poco a poco fue deshojándose del tupido follaje de sus ilusiones
con la llegada del otoño, con el advenimiento del invierno,
para, ya sin hojas ni ilusiones, acabar buscando su sedicente corazón
en las recónditas entrañas de la tierra,
donde finalmente murió abrazado a sus raíces.

Las flores blancas fueron los vástagos del árbol ciego.

Planté esquejes de esperanza en la infértil tierra de los lamentos
con manos tan desnudas y agrietadas como el suelo del desierto,
y te cuidé como al heliotropo que florece solitario
en los invernaderos del tiempo.

Extraño enredar mis dedos en la floresta de tu pelo,
trenzar un buqué de flores con tu olor a primavera
y sorberte por la nariz, sí, como el catador sorbe
la copa de vino añejo.

Extraño la solícita caricia de tus labios
y su jerga impronunciable de besos.

Extraño tus confidencias a medianoche,
cuando a la luz velada del sueño
los susurros giran como tréboles al viento.

La historia no está escrita; la estamos escribiendo.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

6 comentarios:

Liz Flores
12 de marzo de 2010, 21:22

Y yo con este nudo en el pecho qué te digo después de lazarlo más fuerte luego de leerte...

Todo el poema es hermosísimo, inunda de tristezas el alma. Destacaré los versos que me llegaron:

"Me dueles como un corte en el dedo al pasar de página."

"Desciendes por mi piel como un alud de tristeza
que soterra los níveos prados de estrellas."

"Desde que te fuiste/la soledad tirita en mi ventana
y acristala escarcha sobre la repisa
mientras espera a que le abra la puerta,
pero nunca golpea la aldaba
y yo no oigo su llamada."

También me ha gustado la imagen de ese temblar en silencio como las ondas del agua de la quinta estrofa.

Me dolió mucho la sexta estrofa y esa bruma que no se disipa.

"Soy como el árbol ciego que un día soñó con alcanzar el cielo,
pero que poco a poco fue deshojándose del tupido follaje de sus ilusiones"

Las añoranzas de los últimos versos me han parecido divinas y tan dolorosas.

La historia sigue, por supuesto que sigue, nunca se detuvo.


Un abrazo Óscar.

Néctar
12 de marzo de 2010, 22:13

Regalas unas bellísimas imágenes Óscar, enlazas perfectamente el sentimiento que anida en el alma dando la luz necesaria a cada una de las palabras que sujetan sutilmente las columnas de la vida.
Gracias ... de corazón.

Néctares

Clara Schoenborn
12 de marzo de 2010, 22:14

Qué bello poema Óscar: el amor ante la ausencia traslada su furia hacia la tristeza, por eso, tu tristeza es implacable. El arte de primera línea que le imprimes a tus poemas es el mejor homenaje que puedes hacerle a tu amada Sara.

Marisol
13 de marzo de 2010, 6:09

La historia no está escrita.

'Me dueles como un corte en el dedo al pasar de página.'
Has encontrado una metáfora certera, pasar la página abre heridas, el papel sorbiendo la sangre, me hizo recordar a 'Y le sangraban pétalos de rosa'.

'En tu ombligo desaguo mis lágrimas las noches de lluvia'
Estos versos son espléndidos, por la conjunción de su carga emocional, con la imagen que la representa.

la 'mirada del agua' también me gustó de manera especial, por su delicadeza.

Has hecho un epítome de tu obra, con expresiones como 'La luz de tu faro', 'El mapa de tus lunares', 'La umbilical caricia del llanto' en perfecta comunión con la poesía de Sara, por cierto, la cita de Sara es hermosa.

Es cierto que la historia no ha acabado, ella sigue viviendo en tu poesía, como en tu corazón.
Un gran abrazo.

Yoko-Tomoto
13 de marzo de 2010, 18:04

Cuánto deseo hay en vuestra lírica, un deseo que la piel eriza porque casi se puede encontrar sabor a ella.

Muchos podemos amar, podemos hacer tributos al amor, pero en nostalgia es aun más complejo. Vos lo hace de manera hermosa.

Dichosa vuestra dama Sara quien permanece en vuestra poesía, sabiéndose amada como lo es.
Hay quienes al partir dejan un hueco en el corazón, una ausencia que algunos, como vos, convierten en arte.

Los escenarios que vos dibuja con metáforas inigualables siempre me han parecido unánimes con las de vuestra dama, se complementan.

Mi admiración y aprecio por siempre, Alejandra

Mayte S.
13 de marzo de 2010, 18:28

El sentimiento no muere, por mucho que la muerte haya usado su guadaña...

Lo reflejas perfectamente.

Saludos, esencia.

Publicar un comentario