Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

miércoles, 24 de marzo de 2010

El esplín de las libélulas


Tienes la salinidad del mar en la mirada,
un rompeolas de tristezas en tu boca de amapola,
y cuando te observo, asomado al saledizo de la memoria,
el balcón de tus pestañas se engalana
como un florido pensil.

Corre una lágrima apócrifa por la mejilla iridiscente de la luna,
y el rocío de las flores se mimetiza con el calostro espurio de la noche.

La memoria es una retráctil y viscosa lengua de camaleón,
una paloma blanca que agoniza en un columbario de cuervos.
Somos como hormigas afanosas en el aguijón de un alacrán.

Una veta de luz trasciende la mosquitera del sueño con una violenta ráfaga de nieve.
Tu espíritu palpita en la tenue llama de ese farolillo rojo que cruza, alumbrándola,
la oscura orilla del río.

La niebla de tus ojos es el pálpito otoñal
cuando el bosque crepuscular suspira a la hoguera un manojo de ramas secas.

Regocijada por la risa pícara de las hadas,
te columpias en el esplín de las libélulas.

Del néctar de tu boca
vuelan vaporosas mariposas aventadas
por el polen fosforescente del sueño.

No puedo demorar por más tiempo el aullido impostergable de la luna,
ni el sacrificio primaveral de los pájaros de nieve
o su perentoria necesidad de sangre joven.

Tu piel es una serpiente de fuego en la que yo, lo confieso, con placer me enrosco y me quemo.

Juntaré las teselas de mi amor en tu vientre de nube
para componer un mosaico de luciérnagas,
y vibrarás como un xilófono en la nave de una iglesia.

Fuimos sombras fugitivas a la lumbre del beso.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

5 comentarios:

Néctar
24 de marzo de 2010, 20:41

Óscar no puedo por más que aplaudir tus excelsas letras.
Te leo desde reader y algunas veces me cuesta interrumpir la armonía que tus escritos me producen.

Néctares

Yoko-Tomoto
25 de marzo de 2010, 16:01

Apreciado Óscar, ha sido desde el título que me ha gustado, en esa melancolía de las libélulas que abre un panorama de inicio hacia vuestras letras.

Vuestro uso del lenguaje es las metáforas me atrapa de forma eminente, me gusta mucho vuestro uso de él. Donde la melancolía se hace presente en palabras como la noche: "el rocío de las flores se mimetiza con el calostro espurio de la noche"

Desesperación/deseo;

"No puedo demorar por más tiempo el aullido impostergable de la luna,
ni el sacrificio primaveral de los pájaros de nieve
o su perentoria necesidad de sangre joven."

Ella es esencia. Por medio de vuestra poesía así lo percibo, como un espíritu que se mantiene de memorias y a su vez se hace latente en distintos escenarios metafóricos de la natura, incluso en el silencio de una iglesia al entonar un Órgano, como instrumento de percusión. Con fuerza, determinación y elegancia.

Me ha gustado mucho, de debe leer meticulosamente cada verso. Deleitarse con vuestra poesía.

Es un placer leeros, me gusta tomarme mi tiempo en ello. Sonrío.

Con aprecio
Alejandra

Isabel Moncayo Moreno
25 de marzo de 2010, 21:50

Podría preguntarte, qué comes, de qué te alimentas, pero no lo haré porque sé de lo que te nutres, e igualmente nutres las imágenes, con hermosos hallazgos poéticos, no exentos de esa tristeza que te caracteriza, pero, aun así, tu decir, tu sentir, dúctil y fiel con esa mirada tuya que todo lo vuelve azul, mutando en luz de refugio. Hermoso y sombrío tu splín de las libélulas.

Un abrazo, estimado poeta, Óscar.

Marisol
27 de marzo de 2010, 4:51

Has escrito un poema con imágenes especialmente ricas, tu estilo es de alto lirismo, con una secuencia de versos uno más hermoso que el anterior, en una progresión exponencial.
Los versos que le han dado el título al poema, son los que más me han gustado, aunque los iniciales, como los del cierre, son espléndidos.
Las teselas en el mosaico de luciérnagas, es precioso.
Ya te lo dije, pero lo repito, tu poesía me gusta más en cada verso.
Un gran abrazo.

Clara Schoenborn
27 de marzo de 2010, 5:16

A este poema le pongo todas las estrellas, una constelación de cometas por su plumaje etéreo que se aferra al sentimiento. Y además te dejo el abrazo de una lectora satisfecha.

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