Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

lunes, 1 de marzo de 2010

¿Quién dará cuerda a mi reloj?


Creí que te habías muerto, corazón mío,
en junio.
Ana Rossetti


Creí que te habías muerto, corazón mío, en junio,
pero fui yo quien murió.

¿Cómo puede un cuerpo vivir sin corazón?
Dime, ¿cómo puede un alma sobrevivir sin su Amor?

Creí que te habías muerto, corazón mío, en junio,
pero fui yo quien murió.

El día que se paró tu corazón, mi vida en la noche se sumió.
El día que tu corazón dejó de latir, de mi pecho la sangre a borbotones manó.

Creí que te habías muerto, corazón mío, en junio,
pero fui yo quien murió.

Me morí de frío cuando empezaba a hacer calor.
Tu invierno en mi verano tiritando amaneció.

Creí que te habías muerto, corazón mío, en junio,
pero fui yo quien murió.

Tú eras la relojera de mi corazón.
Dime, ¿quién dará cuerda ahora a mi reloj?
¿Quién, si no eres tú, pondrá en hora mi desacompasado corazón?

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

7 comentarios:

Isabel Moncayo Moreno
1 de marzo de 2010, 17:09

Admiro esta manera tuya de hacer poesía, un poema que se lee sin pausa, y en su ritmo también se siente el dolor que no te abandona. Hermosa la cita que tan bien has engarzado al poema.

Un abrazo Óscar

@ngelluz
1 de marzo de 2010, 18:55

Fae, tu melancolía es tan desgarradora como cada letra que que escribes.
Me encantaaaaa!!!

Te quelo mucho muuuuuuuuuuuuuuuuuak

Yoko-Tomoto
1 de marzo de 2010, 19:14

Es tan bello vuestro poema como triste. En el se observa la angustia de una ausencia que a su vez refleja la necesidad que vos mantiene por vuestra dama, un deseo que se ha convertido en tiempo eterno de espera, de anhelo.
Me ha gustado mucho, sobre todo vuestro ingenio al crear poesía siempre a partir de vuestra dama Sara.

Mis mejores deseos
Alejandra

Liz Flores
1 de marzo de 2010, 22:37

"¿Cómo puede un cuerpo vivir sin corazón?
Dime, ¿cómo puede un alma sobrevivir sin su Amor?"
Para mí el corazón y el alma son uno y dos muy distintos. La tristeza y el dolor se vive en otra dimensión cuando le sientes en el alma. Esas preguntas que te haces, no tienen respuesta, al menos que yo sepa.

Me encantó: "Me morí de frío cuando empezaba a hacer calor.
Tu invierno en mi verano tiritando amaneció."

El repetir el verso inicial, como estribillo, convierte el poema en una dulce y melancólica melodía, como de cajita musical, esa que no puedes dejar de escuchar y que al bajar la tapa te duele el zumbido del silencio.

Hermoso poema Óscar, me ha gustado mucho.
Un abrazo.

Fausto
1 de marzo de 2010, 23:40

Gracias Óscar por tu comentario, sobre todo porque nadie ha resaltado lo que le gusta de mis poemas.

Claro pasar por tu blog es devorarme cada sílaba para saciar mi hambre. Ya ni recuerdo como llegue aquí entre tanto clic y de pronto pare leyendo tus letras.
Créeme que te tengo envidia de la buena.
No es narcismo, te has venido con todo el derecho de decírlo. Tienes influencia en mí como lo tienen otras personas, solo espero trascender un día en ésto, mientras tanto maestro me quito el sombrero.

Ésta mi vida se ha vuelto demasiada cotidiana que ya ni sé donde encontrar los sueños que un día tuve, desde pequeño que me ha gustado escribir, es bueno desahogar lo que llevo dentro, acaricio libertad cada vez que suelo hacer esto.

Un abrazo desde otro continente.

Marisol
2 de marzo de 2010, 0:24

Me gusta como evidencias esa conexión que tienes con Sara, al punto de sentir tú el dolor si la herida era suya, o más aún, morir tú si su corazón dejaba de latir:
'El día que tu corazón dejó de latir, de mi pecho la sangre a borbotones manó.'

Has estructurado este poema, como bien dice Liz, con una especie de Anáfora que bien podría ser un estribillo, siempre experimentando nuevos recursos.

Un gran abrazo.

Clara Schoenborn
3 de marzo de 2010, 1:39

Toda despedida es una pequeña muerte. Me deja pensando tu poema en si acaso es más doloroso despedirse de un amor en vida que hacerlo a causa de la muerte.Pero no hay despedida en que no vivamos nuestro duelo, aún si el sentimiento se ha acabado, nos condolemos de la ilusión, del sueño que termina. Un abrazo fuerte.

Publicar un comentario