Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Látigo de fuego


Ya viene el dolor tocando la corneta,
con su carruaje tirado por diablos
y sus tambores de guerra.
Los cascos de los caballos retruenan sobre el empedrado
levantado una polvareda de recuerdos.
Algunos son livianos,
como la brisa estival que pinta mechas en los cabellos,
pero la mayoría te despeinan con la fuerza huracanada del viento.

El dolor sojuzga la sangre de los muertos.
En su jurisdicción la muerte es la única sentencia.

La noche es el patíbulo donde el sayón aprieta el dogal
al ave que no pudo escapar del fuego del ocaso.
Los nudos de su soga se imbrican en un mar de escamas
que repta sinuoso por el cuello, estrangulándolo.
El silencio cómitre restalla en la cabeza,
y esta oscuridad mía duele como la cicatriz en la espalda del galeote.

Pero hoy brillas para mí como un látigo de fuego.
Ciérrame los ojos con tu noche de luciérnaga en celo,
que ya me está picando el escorpión del sueño
y pronto estaré gravitando en tu perihelio.
Buenas noches, mi Amor. Te quiero.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

7 comentarios:

ángel de cristal
10 de marzo de 2010, 17:10

Que bonito, se te nota enamorado, espero y deseo que de ser así sea un amor correspondido.

Es por ello que desde aquí te deseo lo mejor y que seas muy feliz.

Miles de besitos y cuídate mucho.

Liz Flores
10 de marzo de 2010, 22:20

La primer estrofa me ha encantado por las figuras que me encontré en versos, como esa "polvareda de recuerdos" que levanta el dolor.

"El silencio cómitre restalla en la cabeza,
y esta oscuridad mía duele como la cicatriz en la espalda del galeote."
En noches de insomnio y luego de platicar largo rato con el techo, me calla el silencio, pienso que la oscuridad tiene su belleza y da cierta paz, mas no así la oscuridad del alma que en su frialdad y apabullantes alaridos deja sentir más agudos los latigazo del dolor.

Lo bueno que al final de tu poema se enciende una sutil lucecita, como de luciérnaga, que viene a cubrir de ternura todo. Me gustó eso de gravitar en su perihelio.

No podés ser sombra, pues tanta es tu devoción y amor hacia Sara, que creo ella ha envuelto tu ser y se ha convertido en tu aura, un aura que te hace brillar.

La imagen me encantó, tan poético me parece el sol, como la luna y el cosmos pleno.

Un abrazo Óscar.

Mayte S.
11 de marzo de 2010, 16:34

Expresas muy poético el sentir, aunque toda tu tinta vaya teñida de dolor.

Saludos, esencia.

María
11 de marzo de 2010, 23:12

Se me borró el comentario, pero vuelvo a escribirlo, de nuevo.

Tus versos transmiten dolor, envueltos en látigo de fuego pero con amor.

Muy bellos.

Saludos.

Clara Schoenborn
12 de marzo de 2010, 2:23

Bello lenguaje atrapado entre paredes heridas. Casi siempre al terminar de leerte me quedo muda y vagando por un limbo de tristeza. Luego tengo que esforzarme para escribirte algo que se parezca a eso que siento. Es el fruto de lo bien que escribes y del sentimiento genuino con que lo haces. Un abrazo.

Yoko-Tomoto
12 de marzo de 2010, 17:13

En vuestro poema vos describe toda una esfera oscura, melancólica. Donde vos se mantiene en una connotación ambulante en sombras que emergen de vuestros recuerdos, pensamientos y que a su vez os hacen sentir solo.
Eso es hasta la llegada de vuestra dama, iluminando el panorama, vuestro sueño y confortando vuestra ansia.

Me ha gustado mucho, sobre todo por las metáforas que me hacen esforzar más, aprendo siempre de vuestra lectura.

Con aprecio
Alejandra

Marisol
13 de marzo de 2010, 4:54

El poema entero está pleno de imágenes de alto vuelo poético, a pesar de leerte siempre, hay ingredientes nuevos, un redescubrimiento en tus imágenes en cada poesía, como;
'Los cascos de los caballos retruenan sobre el empedrado
levantado una polvareda de recuerdos.'

Un tema recurrente en tu poesía es la muerte, pero siempre a partir de nuevas ideas aunque la esencia sea la misma, me gustó la sabiduría que se desprende del verso:
'la muerte es la única sentencia'

El ave que no puede escapar del fuego del ocaso, se me pinta tan hermosa como dolorosa.

EL látigo de fuego, que es la luz, me sugiere una redención a partir del dolor.
'Pero hoy brillas para mí como un látigo de fuego.'

'Ciérrame los ojos con tu noche de luciérnaga en celo,'
Me recuerda a 'Cállame los labios con un beso' en comunión con las luciérnagas que tanto te gustan.

'pronto estaré gravitando en tu perihelio.
Buenas noches, mi Amor. Te quiero.'

El cierre es muy atractivo, gravitar en le perihelio, en el punto más cercano a tu sol, de luz y fuego.

Un gran abrazo.

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