Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

jueves, 27 de agosto de 2009

El perro de Alcibíades



El oleaje del corazón no haría tan bella espuma y podría convertirse en espíritu si no rompiera contra el destino, esa vieja y muda roca.
'Hiperión o El eremita en Grecia', Hölderlin

Los hados no auguran ventura en esta noche del alma,
pues la tempestad gobierna con tiranía el timón de mi bajel
condenándolo a la furia de Escila y Caribdis,
y hay un prófugo oleaje que embiste la quilla
con restallar de sueños que rompen espuma
en la solitaria orilla del náufrago.

El destino, iracundo, ha caído con impiedad sobre mí
cortándome lo que de sagrado tenía mi vida:
la esperanza de sanar tus alas de alondra,
y ahora que la herida es aún reciente y sangra en abundancia
mis últimas ilusiones de felicidad se desvanecen entre violentas sacudidas,
como un rabo de lagartija cercenado por el filo de una cuchilla.

Cuando el destino tañe la lira de Apolo,
el sátiro Marsias despelleja su flauta de vanas pretensiones
y los ojos, laxos, se cierran en clave de sol
para que el alma atemperada abandone su mortaja humana
y se haga lumbre a la luz de las estrellas.

Y así el velero del alma zarpa de su puerto terrenal, enarbola sus alas de mariposa y emprende el camino hacia la inmortalidad, navegando en un mar de estrellas.

¿Ves los colores y las formas que adoptan esos fuegos artificiales en lo alto del cielo?
Todas las distracciones del mundo no significan para mí más que la cola del perro de Alcibíades.

Todo es humo en el corazón del hombre que anhela, y el sino del poeta es la soledad de una torre de madera.

¿Es el genio el germen de la locura?

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

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