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La luz de las estrellas

Llegaste a mi vida con puntual retraso,
como la luz de aquella estrella
que vemos brillar en el firmamento
con tal intensidad que parece estar tan cerca,
pero que brilló hace tantos millones de años
que en el momento en que la vemos
podría estar ya muerta.
Y es que,
pese a la distancia que ahora nos separa
–yo en la Tierra; tú en Xibalbá–,
algo me dice
que en este viaje a través del tiempo
siempre me has acompañado.
Porque te amé antes de conocerte,
y antes de que naciéramos
ya estábamos unidos
en algún ignoto pliegue del universo
por un lazo invisible
que tiraba de las argollas de nuestros corazones,
entre quásares y agujeros negros.
Antes de venir a la vida
ya existía nuestro Amor,
y está escrito que volveremos a amarnos,
como una profecía,
porque el tiempo no avanza en una sola dirección,
es cíclico y lo vivido siempre retorna,
y en el sínodo de la pasión
se repetirá nuestro abrazo eterno.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
2 comentarios:
Verdaderamente no importa cuán tarde o temprano haya llegado, lo cierto es que llegó, se instaló y se quedó enternamente en tu corazón y en tus recuerdos.
Paso por aquí y siempre pero siempre me llego algo conmigo...
Besitos dulces si?
El amor llegó cuando debió, pero una vez que está ahí, ya no nos deja. Sara estará eternamente en ti, y tú vas a estar siempre enamorado de ella, no me queda duda.
En tu poema, me llega de nuevo la tristeza del amor que parece imposible, aunque alguna vez fue tan real, y la esperanza, triste también, de poder reencontrarte con él.
Un abrazo, enorme. Ojalá te consuele.
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