Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

miércoles, 6 de enero de 2010

Gota de agua


Puedo ver tu cara reflejada en esa gota de agua que se estremece en la boca del grifo, frágil y temblorosa como un ciervo que abre desmesuradamente los ojos para contemplar la muerte, su muerte, en los ojos del cazador que lo ha abatido, fugitiva como una lágrima que se desliza por la mejilla, a un suspiro de liberar el peso del alma; y sin embargo, tan obstinada que no se resigna a su inevitable caída, aun cuando pronto perderá su individualidad en un mar de rostros difuntos.

Cuando la gota de agua caiga al bidé, las ondas se harán eco de su tristeza, y el mar la arropará como a un buque hundido.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

4 comentarios:

Liz Flores
7 de enero de 2010, 4:40

Tu sensible poema me ha recordado aquellas hermosas letras de Bécquer donde menciona tambièn suspiros, lágrimas, agua, mar, figuras tan propias de la tristeza y el amor.

De igual forma este verso tuyo me ha encantado:

"a un suspiro de liberar el peso del alma"
aparte de ser profundamente bello, me trajo a colaciòn una canción de Mägo de Oz "el peso del alma".

También me gustó "un mar de rostros difusos" qué manera de decir.

Saludos mi amigo y un fuerte abrazo.

Isabel Moncayo Moreno
7 de enero de 2010, 15:19

Qué dolorosa la imagen de esa gota, mi querido amigo, esos ojos que en élla ves,cómo duele, saber que se está cayendo y no poder hacer nada por evitarlo.

Un abrazo, Óscar.

Cita Franco
7 de enero de 2010, 20:18

Que agonía si te pones en situación eh??
Al borde del grifo, temblando y apunto de caerte, y lo peor de todo, sabiendo que caeras!
La forma que tienes de describir imágenes es de admirar.

Besos Óscar.

Cita

Marisol
8 de enero de 2010, 18:13

Este poema me ha estremecido completamente. Me ha recordado los días de lluvia, cuando veo algunas gotas que se resisten a caer, como sujetándose del marco de la ventana, hasta que la gravedad y su peso le ganan, sin embargo hay otras que se lanzan sin más.
Los ojos abiertos del ciervo contemplando su propia muerte, se han quedado mirándome.
Es simplemente impresionante la cantidad de imágenes que describes en el vasto universo de tus letras.
Ojalá no fueran siempre tan desgarradoras, pero ya, uno no puede contra los sentimientos.
Dos abrazos, fuertes, fortísimos.

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