Blog poesía La luz de tu Faro

En memoria de Sara Álvarez, con Amor, devoción y ternura infinitas. Absorbí tu esencia, y ahora vives en mi poesía. Te devuelvo la vida con mis versos.

viernes, 24 de julio de 2009

La edad de las estrellas



En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazón: espera.
'El limonero lánguido suspende...', Antonio Machado


Era una noche tibia y serena,
y en el aire flotaba un delicioso aroma a espliego,
y en el observatorio de tus ojos,
entre máculas incandescentes,
brillaban los misterios ignotos del universo.

Agitaste las alas
tensando el ábaco del viento,
y en la estrechez del beso
quise calcular la edad de las estrellas,
pero me deslumbró una luz cegadora
de fotónica presciencia.

Era la supernova
de una estrella moribunda;
Xibalbá,
el inframundo maya,
donde van las almas
al liberarse de sus cuerpos
para reencarnarse en otras vidas
y perpetuar así el ciclo eterno.

Sentí el vuelo de una libélula
acariciándome la oreja
como la brisa vespertina
que trae el olor a salitre de la playa,
y vi cómo se posaba sobre un acantilado de musgo.

No pude reprimir un escalofrío,
como si aún tuviera en la nuca el frío aliento del espacio,
y te envolví en mis brazos
como una nebulosa envuelve en su capa de protones
a una estrella muerta.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

2 comentarios:

Marisol
25 de julio de 2009, 18:05

Quiero creer que la muerte es un acto de creación, así como es necesario el sacrificio de la semilla para que nazca una nueva planta, o que una estrella muera, para que nazcan otras. Tal vez sólo se consiga la vida eterna, después de la muerte.

'y te envolví en mis brazos
como una nebulosa envuelve en su capa de protones a una estrella muerta.'

Abrazos, muchos.

Liz Flores
3 de junio de 2011, 7:57

Qué bello poema, nunca lo había visto. Me alegro de haberlo encontrado esta noche.

Creo que este poema te lo inspiró la película 'La Fuente', pero aún así no deja de darme un gusto enorme el ver integrada una creencia maya en tu poesía.

Me gustó todo, pero más el cierre:
"...y te envolví en mis brazos
como una nebulosa envuelve en su capa de protones a una estrella muerta."

Es una imagen muy bella y tierna.

Ese frío en la nuca me recordó la segunda Casa de Xibalbá, la del Frío. Aquí dicen que las almas tienen que soportar temperaturas bajísimas y vientos gélidos con granizo para luego pasar a la tercer Casa, la de Fuego y seguir así acrisolándose, todo por alcanzar el ciclo eterno purificados.

La cita de Machado es preciosa y como siempre casa perfecto en tus versos.

Un abrazo, Óscar.

PD: Extraño cuando no publicas seguido. Espero estés muy bien.

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